Las partes que componen el desarrollo: 1) Equipo de
monitoreo. 2) comunicación wifi. 3) Sensor óptico para realizar la
Oximetría y leer el pulso cardíaco. 4) Baterías. 5) Sensor de
temperatura. 6) Identificación del paciente y referencia al equipo. 7)
Central de monitoreo de pacientes. 8) App de monitor individual. 9)
Banda de medición de frecuencia respiratoria. 10) impresión de informes
El ingenioso desarrollo argentino para evitar que médicos y enfermeros se contagien de coronavirus y supervisen pacientes a distancia
Lo proyectaron un nutrido grupo de científicos, médicos y empresarios de Bahía Blanca y recibirá un subsidio de 100 mil dólares del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Se trata de un monitoreo simplificado para que el personal de salud no deba pasar por todas las camas de una terapia intermedia
Las guerras, por terrible que suene, siempre han sido el terreno más
fértil para los avances científicos, desde la invención de la rueda
hasta hoy. La pandemia de Covid-19 es una de ellas. Con seguridad, el
conflicto más global de todos los que enfrentó la humanidad.
En Bahía Blanca, algo se está gestando. Un avance que no es una vacuna ni un tratamiento, pero que puede
ayudar a que el personal de salud, aquellos que están en el frente de
batalla, no caigan víctimas del contagio: el “Monitoreo Simplificado de
Pacientes en Situación de Internación Masiva”.
En eso anda el doctor en Ingeniería Pablo Mandolesi,
recibido en la Universidad Nacional del Sur, anda en esa tarea. De 53
años, casado y padre de dos hijas, docente e investigador del Instituto
de Investigaciones de Ingeniería Eléctrica y miembro de la Carrera de
Investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas de la
provincia de Buenos Aires.
“Bahía no es una ciudad tan grande -comienza a contar- y quienes
hacemos electrónica nos conocemos todos y tenemos bastante relación con
empresas. Cuando empezó la cuarentena me llamaron para ‘hacer cosas que puedan ser de utilidad’ ante la pandemia”.
El resultado de esas reuniones vía zoom se plasmó bajo el nombre de Ayudar,
y reunió un grupo de trabajo que, además de Mandolesi integran, entre
otros, el Ingeniero electricista Guillermo Vallasciani, el biotecnólogo
Guillermo Coppa, el biotecnólogo Mauricio Clermont, el diseñador
industrial Diego Aguilar, los neumonólogos Jorge Draghi y Julio Silio,
el maker electrónico Gabriel Messina, el licenciado en Comunicación
Leandro Digiacomo y el ingeniero Químico Rolando Scudelati.
“Llegamos
a la conclusión que debíamos hacer un equipo de monitoreo para una
terapia intermedia, por llamarla así, los lugares donde las
internaciones son masivas.El objetivo es bajar la exposición del
personal sanitario, aquellos que deben supervisar continuamente a los
pacientes y están muy expuestos al contagio. Y, que cada miembro de ese
personal sanitario aumente la capacidad del seguimiento de personas. Hoy, cada 100 camas, es menester que haya ejército de personas dando vueltas y exponiéndose al contagio”.
Un dato: todo este desarrollo, una vez concluido, tendrá sus planos abiertos. Es decir, quien lo desee podrá copiar y pegar. Y salvar médicos y enfermeros.
Al poco tiempo de comenzar el diseño del dispositivo, la Agencia de
Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación
(Agencia I+D+i) del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación
abrió un concurso para proyectos sobre Covid-19. Lo presentaron, y fue elegido entre los 64 que recibirán 100 mil dólares de subsidio.
“Me sorprendió, porque había 900 proyectos. A los mejor fue porque ya
tenía un grado de avance y no había muchos sobre el monitoreo de
pacientes”.
-¿Es un desarrollo muy caro?
-No. Nuestro objetivo es que sea de bajo costo. Buscamos que el costo del equipo que tiene el paciente sea de 150 dólares, y la central de monitoreo otro tanto. Esa
central es la que muestra las mediciones de los enfermos en la sala de
médicos o enfermeros. Y cada 30 o 40 camas se pondría un equipo
adicional. Ya tenemos un prototipo, ajustable al proceso de fabricación,
y para eso ya estamos en contacto con fabricantes de electrónica de
nuestro país para bajar el costo lo más posible.
-¿Cómo es el equipo?
-Va a tener el tamaño de un celular. Del mismo salen cables para medir cuatro variables. Uno va a la punta del dedo con un oxímetro -que está incluido- para medir, a través de sendos sensores, dos de ellas: oxígeno en sangre y ritmo cardíaco.
Funciona con una propiedad de la sangre que valida, según la cantidad
de oxígeno, la absorción de los rayos infrarrojos. Lo que deberíamos
comprar afuera son los dispositivos electrónicos para detectar la luz,
que ya vienen preparados para hacer oxímetros. Luego mide la temperatura corporal
con un dispositivo electrónico bajo la axila. La información viaja al
equipo central que tiene incorporado los circuitos integrados del
termómetro que la capturan. Y por último, mide el ritmo respiratorio.
Tenemos dos posibilidades de medirlo. Una que es la más elemental, pero
más compleja de aplicar, que es la deformación torácica, con una cinta
que se expande y contrae el tórax. La otra es impedancia torácica, que
hace algo parecido pero midiendo la conductividad del pecho. Es un
método más seguro pero hay que ponerle electrodos a las personas.
-¿De qué forma se transmite la información?
-El
equipo la envía por bluetooth o wifi a un concentrador que hace el
procesamiento y la muestra para seguir el protocolo que los médicos
proponen. El concentrador puede ser el mismo generador de wifi,
poniendo un router en el mismo. Esto en el futuro podría vincularse sin
estar cerca, ser totalmente remoto, y transmitir datos a distancia. Pero
nuestro objetivo hoy son los ambientes de internación masiva y debería
estar próximo.
-¿Ese concentrador también lo diseñan ustedes?
-Si. Tiene menos restricciones que el equipo que colocamos junto a los
pacientes porque no hay que sanitizarlo, y por ende utiliza más
elementos standard. Al otro hay que limpiarlo con desinfectantes, es
todo proceso que se debe llevar a cabo porque está en un ambiente
contaminado.
-¿Cómo se inmuniza el equipo?
-Lo que vamos a proponer es que esté en inmerso en una resina completa de desinfectantes,
de forma que no tenga intersticios. Lo que aseguramos es que los
elementos que se usen serán acordes para poder ser higienizado en forma
correcta para que no se arruine. Por ejemplo, los cables que utilizamos
son de uso médico, las vainas de material en esos ambientes.
-Me decía al principio que ya hicieron un prototipo.
-Sí, básico, en partes y sin toda la tecnología que estamos desarrollando. Para su diseño mandamos a comprar componentes a Estados Unidos, así podemos empezar a hacer pruebas de campo, llevarlo a un hospital y validar su funcionalidad con médicos.
-¿Cuántas personas se necesitan para manejarlo?
-Una
vez instalado en el paciente, el equipo es autónomo. Lo que se debe
hacer es hacerlo funcionar y atender la consola en la que se muestran
los parámetros, y ahí va a estar el personal sanitario como lo hace
habitualmente. Lo que buscamos, como decía, es facilitar el trabajo con los protocolos que los enfermeros y médicos llevan adelante a diario. Un
profesional de salud puede ver a todos los pacientes en un monitor
general, y puede resolver la descompensación de uno yendo a verlo
puntualmente, no pasando por todas las camas.
-¿Cuándo estará listo?
-La pregunta del millón de dolares… Los prototipos para empezar las pruebas de campo los podríamos tener en tres semanas. El problema más grande que tenemos es la cuestión presupuestaria. Hay que ver cuando está disponible el dinero para las compras que faltan.
Lo que es la ingeniería estará para esa fecha, pero hay mucho que ver
en la provisión de partes, porque debemos pensar en dos o tres
variantes, ya que el mercado va cambiando todo el tiempo por la
disponibilidad de elementos. La producción, luego, depende de los
fabricantes, pero no es mucho tiempo.