La salud conectada es un fenómeno en vías de desarrollo
que aún no ha alcanzado su máximo potencial, pues logrará combatir el
problema de los “desiertos médicos”, al tiempo que supone una
oportunidad única para los profesionales sanitarios y un paso más en el
desarrollo de la telemedicina.
Según van surgiendo nuevos avances médicos, los profesionales
sanitarios van adaptándose a nuevas prácticas y técnicas médicas para
mejorar la salud humana. No podemos negar que la tecnología está cada
vez más presente en todos los ámbitos de nuestro día a día, por lo que
no debe sorprendernos la llegada de dispositivos conectados al sector de
la salud. Toda innovación tecnológica es bien recibida en términos
generales, pero también ocasiona ciertos miedos que deben ser abordados.
La salud conectada no es una excepción. El futuro parece prometedor:
creación de un nuevo concepto de relación doctor-paciente y un nuevo
conocimiento de la salud del paciente.
Salud conectada: la optimización de la relación doctor-paciente
Lo que realmente preocupa a los profesionales sanitarios
es la avalancha de datos e información sobre el paciente y la
responsabilidad que comporta interpretarlos
Hoy en día los dispositivos de salud conectada son una realidad, lo
que supone que los profesionales sanitarios no pueden ignorar la
existencia de los mismos, y más aún, el uso que los pacientes hacen de
ellos. Estos nuevos programas deben ser vistos como herramientas que
permiten a los doctores mantener la relación con los pacientes una vez
que estos regresan a sus casas: después de la consulta, pueden observar
la evolución del paciente y adaptar el tratamiento o reducir el tiempo
de ingreso en el hospital a través de la monitorización de los progresos
del paciente. Sin embargo, sigue existiendo un sentimiento de renuncia a
este tipo de tratamiento por parte de los doctores. Esto no tiene nada
que ver con la fiabilidad de los productos, ya que están clínicamente
regulados y poseen el sello de confianza de los consumidores, sino que
lo que realmente preocupa a los profesionales sanitarios es la avalancha
de datos e información sobre el paciente y la responsabilidad que
comporta interpretarlos.
Aún así, considero que es fundamental que los profesionales
sanitarios lleguen a entender las ventajas que esto supone, sobre todo
por la necesidad de un seguimiento personalizado de la enfermedad del
paciente. El número de personas que necesitan un control médico regular y
personalizado está aumentando al mismo tiempo que se prolonga la
esperanza de vida y es por ello que las herramientas médicas del futuro
tienen como objetivo simplificar las relaciones doctor-paciente. Una vez
que se conocen en profundidad y se utilizan correctamente los doctores
podrán liberarse de la sobrecarga de trabajo y el paciente podrá
mantener su autonomía.
La salud y la era digital: una gran herramienta para la prevención y el seguimiento
Un ejemplo de los beneficios de la aplicación de la salud
conectada en la prevención es el de los pacientes de hipertensión, pues
tan solo un 50% de los que la padecen tiende a monitorizar sus vitales
cuando no visitan al médico
En sus comienzos, la salud conectada tenía una aplicación bastante
simple y se reducía a la monitorización de la actividad mediante relojes
o pulseras. Hoy en día, esto ha cambiado completamente, llegando a
evolucionar de tal manera que se ha convertido en una herramienta capaz
de facilitar no solo la monitorización, sino también la prevención y
gestión de enfermedades crónicas; y así simplificar tanto el trabajo del
médico como la vida del paciente.
Un ejemplo de los beneficios de la aplicación de la salud conectada
en la prevención es el de los pacientes de hipertensión, pues tan solo
un 50% de los que la padecen tiende a monitorizar sus vitales cuando no
visitan al médico. Además, para más inri, los resultados obtenidos a la
hora de la toma de tensión en el médico pueden no ser del todo precisos,
debido a factores como “el síndrome de la bata blanca” o el momento del
día en el que se tome la tensión. Dichas tomas deberían hacerse siempre
tras haber descansado durante unos minutos, o, aún mejor, a primera
hora de la mañana o a última de la noche, antes de ir a dormir.
Por ello la auto-monitorización posibilita que el doctor pueda
conocer, con precisión y sin factores que lo alteren, los resultados y
la situación del paciente. Los dispositivos de salud conectada permiten a
los pacientes facilitar a sus médicos un registro de datos completo y
monitorizado en un periodo de tiempo prolongado, algo que mejora,
directamente, el control de las vitales del paciente, además de la
relación con su doctor.
Los pacientes que padecen diabetes son los que más mejorías (en lo
que a calidad de vida respecta) han apreciado tras el uso de
dispositivos de salud conectada: diciendo adiós a la necesidad de poner
en papel cada lectura. Ahora, los resultados de sus mediciones se
guardan automáticamente en una aplicación móvil, lo que le permite al
paciente consultarlos en cualquier momento, además de compartirlos con
su doctor de manera segura.
Gracias a que la monitorización es más regular, completa y
personalizada, los médicos tienen una mayor cantidad de información que
puede utilizar para llevar a cabo un diagnóstico más riguroso y la
personalización y adaptación de tratamientos.
Promover un sistema de telemedicina efectivo
La salud conectada es un fenómeno en vías de desarrollo que aún no ha
alcanzado su máximo potencial. En los próximos años logrará combatir el
problema de los “desiertos médicos” y ayudará a mejorar un problema
esencial del sistema sanitario: el desplazamiento del paciente al
hospital. El desarrollo de la telemedicina pretende resolver objetivos
muy concretos: mejorar el acceso al sistema sanitario, mejorar la
calidad de los tratamientos, reducir importantes incidencias y mejorar
la calidad de vida de los pacientes. La salud conectada es una
oportunidad única para los profesionales sanitarios y un paso más en el
desarrollo de la telemedicina.