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Afasia. En 2004 se creó el grupo de investigación UNCA de la
Universidad de Málaga, el único especializado en Afasia de España. En él
se prueban terapias para mejorar la comunicación
En
el Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias (Cimes) de la
Universidad de Málaga se aloja la única unidad específica de
investigación y tratamiento de la afasia de España, UNCA. En ella
trabaja una decena de profesionales co dirigidos por Marcelo Berthier y
Guadalupe Dávila para dar una esperanza a los pacientes que,
principalmente tras un ictus, han tenido una pérdida total o parcial del
lenguaje. Favorecer avances en la comunicación de los afectados, muchos
de ellos con lesiones crónicas, es el reto que se marcan desde su
puesta en marcha en 2004.
"Lo
que investigamos son efectividad de tratamientos y eso no suele llegar a
la práctica clínica. Hay avances científicos y tratamientos más
eficaces que a la población no le llega, concretamente a los que tienen
una afasia crónica que suelen tener pocas esperanzas de mejoría, aunque
eso no es así. Hemos tratado a jóvenes con más de diez años de
evolución que han mejorado ", explica Guadalupe Dávila. Y Marcelo
Berthier agrega que "la ventana terapéutica es más grande de lo que se
dice, puedes tratar a gente con dos, tres, cinco o más años y tienen una
mejoría".
Diana López-Barroso, una de las cuatro
neuropsicólogas del equipo, explica que "la afasia es un trastorno
adquirido del lenguaje, debido a un traumatismo craneoencefálico, a un
infarto cerebral o una enfermedad concreta" y destaca que hay muchos
tipos de afasia, tanto en gravedad como en la parte afectada. "Puedes
tener la comprensión o la producción dañada, depende de dónde se
localiza la lesión", dicen. En los adultos la causa principal de afasia
es el ictus y en los niños es frecuente por traumatismos y tumores,
según detallan las expertas.
En Andalucía ocurren más de 7.300 casos
nuevos de afasia post ictus al año. Estas patologías, con mayor
prevalencia de lo que se cree a pesar de ser bastante desconocidas, son
muy limitantes porque "un accidente cardiovascular puede ocurrir a
personas que aún son jóvenes, al perder el lenguaje o parte de él quedan
excluidos a nivel laboral, de su círculo social y es muy importante
encontrar tratamientos eficaces que permitan su reintegración a nivel
sociolaboral", considera Dávila. Para poder hallar soluciones, en esta
unidad se intentan "conocer los mecanismos de por qué se producen las
afasias, se hacen evaluaciones exhaustivas y estudios de neuroimagen, la
idea es saber cómo se produce la afasia y qué cambios ocurren en el
cerebro cuando aplicamos esos tratamientos", apunta Marcelo Berthier.
Y han llegado a conclusiones novedosas, como
subraya Torres-Prioris. Las terapias convencionales de pocas horas a la
semana no son suficientes y tiene mucha mayor efectividad las
intensivas. "Aquí lo que utilizamos es una terapia de rehabilitación
grupal e intensiva, que como mínimo se aplica a lo largo de dos semanas y
tres horas diarias. Y solemos combinarla con fármacos. Ahora vamos a
empezar otro protocolo en el que utilizaremos también otra técnica de
estimulación transcraneal de corriente directa no invasiva", explican
las expertas. A través de un gorro con electrodos se aplica una pequeña
corriente que casi no se siente y lo que hace es aumentar la
excitabilidad de la corteza cerebral. Esto facilita la comunicación
neuronal. Junto a los fármacos y la rehabilitación esperan obtener
resultados provechosos. Guadalupe Dávila considera que "la
rehabilitación intensiva es clave, lo que hacen los otros tratamientos
biológicos es poner el cerebro en disposición para cambiar, pero cambia
hacia la dirección que tú marques. Si haces una rehabilitación de dos
horas a la semana, en realidad no estás favoreciendo ese cambio, se
necesita una terapia intensiva".
En esta unidad, como subraya Diana
López-Barroso, hacen una evaluación multimodal previa muy exhaustiva.
"La neuroimagen nos permite saber cómo está funcionando el cerebro, tras
el tratamiento volvemos a hacer esa evaluación y vemos no sólo el
cambio conductual que ha habido sino también la mejoría en producción o
comprensión del lenguaje y el correlato cerebral que ha acompañado ese
cambio", indica la neuropsicóloga. Y Dávila agrega que no sólo valoran
el lenguaje, sino también otros aspectos de la cognición, ya que el
lenguaje es una función muy compleja y muy dependientes del resto de
funciones cognitivas.
En esta unidad se han investigado dos
fármacos que están comercializados para el tratamiento de la demencia y
el alzheimer. Para la afasia, tanto solos como combinados con la
rehabilitación intensiva, se ha comprobado que mejoran el lenguaje.
"Además esos cambios son estructurales, ya que cuando se retira el
fármaco permanecen y hay una diferencia a largo plazo entre los que han
tenido tratamiento con fármacos y los que no", señala Dávila.
La investigadoras y docentes de la UMA
aseguran que el cerebro es siempre susceptible de cambiar y eso "es un
mensaje muy positivo", ya que implica que el cerebro dañado aunque esté
en una situación perjudicial "el principio de plasticidad te hace
aprender cosas de nuevo". María José Torres-Prioris afirma que "durante
mucho tiempo se ha dicho que el lenguaje no se puede recuperar después
del año del ictus y aquí hemos tratado a pacientes con diez o más años y
hemos visto que mejoran".
En esta unidad de investigación no tienen
asistencia clínica puramente dicha pero "sí que hacemos una llamada para
que la gente que tenga afasia venga, siempre investigamos distintos
aspectos, ahora vamos a iniciar un estudio con 50 personas", apunta
López-Barroso. Y su compañera Torres-Prioris añade que "es una unidad de
investigación pero muy traslacional, estamos directamente tratando con
el paciente, es muy aplicada". Y Lisa Edelkraut subraya que "es
importante destacar que las personas nos pueden contactar, nos llaman de
cualquier parte de España para consultar dudas, incluso se trasladan
hasta aquí y somos capaces de hacerles una evaluación más exhaustiva de
lo que suelen hacerles en el hospital".
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