El cáncer se ha convertido en una de las principales causas de
muerte en todo el mundo debido a la inexistencia de un tratamiento
totalmente eficaz contra él. Se trata de una enfermedad que
puede afectar a cualquier órgano del cuerpo mediante células tumorales
y, actualmente, la única solución a la destrucción de estas células es
la quimioterapia, un tratamiento que no termina de ser
eficaz. Éste es tan fuerte que necesita matar las células malas acabando
también con las sanas y, de esta forma, precipitando la muerte de quien
padece el cáncer.
Ciclos de la quimioterapia
Los ciclos de quimioterapia son cada 21 días y pueden ser semanales, quincenales o mensuales y su duración de tratamiento dependerá del tipo de cáncer que se padezca.
Por ejemplo, el cáncer de mama y el de colon suelen tener una duración
de 4 a 6 meses, pero en el caso de cáncer de testículos, leucemia o
linfoma de Hodking puede prolongarse el tratamiento hasta un año.
El efecto que puede estar haciendo la quimioterapia en el paciente se mide mediante respuestas.
Éstas son obtenidas a través de un análisis de sangre que se van
realizando a lo largo del tratamiento. La obtención de una respuesta
completa significaría que el paciente ha vencido al tumor o cáncer y ya
ha desparecido, la respuesta parcial sería que ha desaparecido un
pequeño porcentaje del tumor pero la enfermedad persiste, y enfermedad
estable cuando no se ha avanzado ni se ha retrocedido en la enfermedad y
progresión de la enfermedad cuando ésta ha avanzado a pesar de
encontrarse en un tratamiento.
Una nueva y mejor solución al cáncer: la inmunoterapia
Como se ha mencionado antes, la quimioterapia se ha convertido hasta
hoy en la única alternativa a la cura del cáncer. Sin embargo, el
tratamiento resulta tan fuerte y en ocasiones culpable de la muerte de
quien padece cáncer, que muchos terminan optando por no someterse a él.
En los últimos años, a pesar de seguir con la quimioterapia, se han producido avances científicos en el cáncer y los expertos han señalado que la inmunoterapia se puede estar convirtiendo en la mejor alternativa. Ésta se encarga de matar las células malas sin dañar las buenas, algo que la quimioterapia no puede conseguir.
El único problema a esto es que cada paciente cuenta con un conjunto
único de mutaciones que deben ser identificadas, para lo que se
requieren unas vacunas personalizadas para cada tipo de paciente.
Con ellas se han realizado estudios en personas que tenían alto riesgo
de melanoma y los resultados han sido muy beneficiosos para los
pacientes, ya que en la mayoría se ha visto desparecida la enfermedad.
Las vacunas de la inmunoterapia contienen neoantígenos, unas
moléculas que son las encargadas de que el cuerpo se vuelva inmune a las
células tumorales. La eficacia de este tipo de vacuna, por tanto, es similar a las defensas del cuerpo contra microbios y bacterias.
Los efectos secundarios que pueden resultar de la aplicación de estas
vacunas suelen ser insignificantes y por tanto se obtienen más
beneficios que problemas, a diferencia de lo que ocurre con la
quimioterapia.
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