La Haya.
La conferencia mundial sobre la salud pulmonar concluyó este sábado en
La Haya tras el anuncio de progresos en la lucha contra la tuberculosis.
La conferencia dio a
conocer los instrumentos con los que médicos y cooperantes humanitarios
combaten la enfermedad infecciosa más mortífera del mundo, con 1.7
millones de decesos en 2017, según la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
Algunas cepas de la
tuberculosis -una infección pulmonar grave transmitida a través del aire
que puede propagarse al cerebro- resisten a los antibióticos.
Un equipo de médicos de
Bielorrusia (uno de los países con el índice de tuberculosis
multirresistente más elevado) administró durante meses a pacientes el
nuevo tratamiento contra la tuberculosis resistente a los antibióticos,
la bedaquilina, junto con otros antibióticos.
La tasa de éxito del
estudio bielorruso (93%) se comprobó en otros ensayos clínicos con
bedaquilina en Europa del este, África y el sureste de Asia. La
bedaquilina "cambia completamente" la situación, según los expertos,
sustituyendo meses de tratamientos dolorosos y a menudo ineficaces.
Se hicieron muchos
progresos en el ámbito de la prevención, con una nueva vacuna contra la
tuberculosis, la primera desde hace casi un siglo.
GlaxoSmithKline demostró
en una prueba en tres países africanos que su vacuna tenía una eficacia
del 54% en las personas que han contraído la infección pero no han
desarrollado la enfermedad.
"Este nivel de eficacia
podría realmente tener un impacto sobre la salud mundial", declaró a la
AFP Marie-Ange Demoitie, quien dirige el desarrollo de la vacuna para
GSK.
Nuevo test para los niños
Unos científicos
revelaron el jueves un nuevo test revolucionario para detectar la
tuberculosis entre los niños que, según ellos, podría evitar cada año
cientos de miles de casos.
Un equipo internacional
de la fundación para la tuberculosis KNCV en La Haya creó un sistema
sencillo para analizar las heces de los niños de menos de cinco años.
Este método, aplicable
en regiones aisladas, sustituirá probablemente al actual, un método
invasivo y que suele estar reservado a los grandes hospitales.
Según las estimaciones,
cada año unos 240.000 niños mueren de tuberculosis. La enfermedad es
curable y raramente mortal si se diagnostica a tiempo. La ausencia de
tratamiento es la causa de casi el 90% de las muertes en los niños.
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