La lucha constante contra las enfermedades nos ha hecho generar nuevas
expectativas sobre en qué grado podemos llegar a eliminar la amenaza, o
incluso, hasta erradicarla a nivel global.
La población mundial aumentó de alrededor de mil millones en el año
1800 a poco más de 7 veces esa cantidad, en la últimas décadas. Este
crecimiento poblacional supone un importante logro si se analiza los
factores que se relacionan directamente con este incremento. Por un lado
fue una consecuencia de que la fecundidad y la mortalidad no disminuyeran simultáneamente.
Hasta antes de los increíbles avances de la medicina, el mundo vivía
una situación completamente diferente. La población del mundo moría por
enfermedades que hoy en día son prevenibles y curables. El crecimiento
rápido de la población ocurrió cuando la fecundidad seguía siendo tan
alta como cuando los humanos vivían en el ambiente insalubre del pasado,
pero la mortalidad había disminuido debido a los grandes avances en la
medicina.
Sería erróneo creer que la medicina es la única razón para la mejora
de la salud. La prosperidad creciente y la naturaleza cambiante de la
vida social son otros factores además de la medicina. Se trata de
mejoras en la vivienda y el saneamiento que mejoraron nuestras
posibilidades en la guerra contra las enfermedades infecciosas. Las
mejoras de las condiciones higiénicas y de alimentación, y los numerosos
avances médicos tanto en prevención como en tratamientos fueron
cambiando las estadísticas de mortalidad.
Todos los progresos médicos han contribuido a un aumento de la
esperanza de vida y han cambiado radicalmente las principales causas de
mortalidad a nivel mundial. Actualmente, buena parte de las muertes a
nivel global se deben a enfermedades no transmisibles. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), las principales causas de
mortalidad en el mundo son la cardiopatía isquémica y el accidente
cerebrovascular, que ocasionaron 15 millones de defunciones en el 2015 y
han sido las principales causas de mortalidad durante los últimos 15
años.
Para ayudar a combatir las enfermedades infecciosas en el mundo se
desarrollaron vacunas que ayudan a nuestro cuerpo a inmunizarse contra
agentes que provocan enfermedades. La inmunización previene
enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades prevenibles
mediante vacunación. Según la OMS, se calcula que la inmunización
previno alrededor de 2 a 3 millones de muertes anuales en el 2015, pero
si se mejorara la cobertura y el acceso a las vacunas en el mundo se
podrían evitar 1.5 millones extras. Aunque también es cierto que así
como se enfocaron esfuerzos muy concretos para la vacunación, las
enfermedades relacionadas a la obesidad y las vinculadas con los
pacientes seniles todavía merecen una estrategia de contención.
Con la ayuda de las vacunas muchas enfermedades han sido erradicadas.
Por ejemplo, hace 35 años la OMS declaró que la viruela había sido
erradicada. Pero, ¿cuáles son las enfermedades que aún podemos
erradicar?
Según un artículo del Foro Económico Mundial, estas son 7 enfermedades que ya casi son aniquiladas:
1. Dracunculosis
También conocida como enfermedad de la lombriz de Guinea, es una
parasitosis invalidante causada por Dracunculus medinensis, un largo
gusano filiforme. Se transmite normalmente al beber agua contaminada con
pulgas de agua infectadas por el parásito. Esta es rara vez es mortal,
pero los infectados caen en un estado de invalidez durante meses. Afecta
a personas de comunidades rurales, desfavorecidas y aisladas. Según la
OMS, a mediados de la década de 1980 había en el mundo 3.5 millones de
casos en 20 países, 17 de ellos africanos. El número de casos
notificados disminuyó hasta situarse por debajo de 10,000 en el 2007,
542 en el 2012, 148 en el 2013, 126 en el 2014 y 22 en el 2015. En el
2016 solo se notificaron 25 casos en el mundo.
2. Sarampión
Es una enfermedad muy contagiosa y grave causada por un virus de la
familia de los paramixovirus y normalmente se suele transmitir a través
del contacto directo y del aire. El virus infecta el tracto respiratorio
y se extiende al resto del organismo. Antes de que se generalizara el
uso de la vacuna en 1980 el sarampión causaba cerca de 2.6 millones de
muertes al año, según la OMS. En el 2015 hubo 134,200 muertes por
sarampión en todo el mundo, es decir, cerca de 367 por día o 15 por
hora. La vacunación contra el sarampión ha reducido la mortalidad
mundial por esta causa en un 79% entre 2000 y 2015. En el 2015,
aproximadamente un 85% de la población infantil mundial recibió a través
de los servicios de salud habituales una dosis de vacuna contra el
sarampión antes de cumplir un año de vida. Entre el 2000 y el 2015, la
vacuna evitó unos 20.3 millones de muertes, lo que la convierte en una
de las mejores inversiones en salud pública.
3. Parotiditis
También conocida como paperas, es una enfermedad contagiosa, que
causa inflamación dolorosa en las glándulas salivales mayores ubicadas
detrás de las ramas ascendentes de la mandíbula. Son causadas por un
virus. Este se transmite de una persona a otra por medio de las gotitas
de la humedad de la nariz o la boca. No hay una cura, pero rara vez es
una enfermedad con muchas complicaciones. Poco a poco los síntomas
desaparecen en los pacientes que desarrollan anticuerpos contra ella,
aunque también hay una vacuna desarrollada en 1960, pero ya se incluye
en la dosis de la vacuna triple viral, que protege contra el sarampión,
las paperas y la rubéola, y se aplican dos dosis de la vacuna a los
niños entre 12 a 15 meses de edad, como medida profiláctica, que
confiere inmunidad activa. La vacuna se repite a la edad de 4 a 6 años o
entre los 11 y 12 años, si no se había aplicado antes. Gracias a la
extensa aplicación de esta vacuna los casos se vuelven cada vez más
raros, aunque hay casos de epidemias. Este año, Estados Unidos sufrió
uno de los brotes más grandes en décadas. Arkansas fue el estado más
afectado. Antes de que existiera la vacuna, se reportaban
aproximadamente 200,000 casos cada año en Estados Unidos. Pero las
cifras disminuyeron a unos 200 casos anuales con la aplicación de la
vacuna. En el 2006 hubo casi 6,600 casos.
4. Rubéola
La rubéola es una infección vírica aguda y contagiosa, por lo general
leve, que afecta principalmente a niños y adultos jóvenes, pero que
tiene consecuencias graves en las mujeres embarazadas. Puede causar
muerte fetal o defectos congénitos en la forma del síndrome de rubéola
congénita. Se transmite por vía aérea, cuando las personas infectadas
estornudan o tosen. No se dispone de un tratamiento específico para la
rubéola, pero la enfermedad es prevenible con vacunas. Se considera
eliminada en América, la primera región en lograrlo y se espera que
suceda lo mismo en Europa en los años venideros. Lamentablemente todavía
hay regiones en el mundo en donde aún no se vislumbra una fecha clara
de eliminación por lo que no hay opciones para erradicarla antes del
2020. Según la OMS, cada año nacen, en las regiones del mundo donde
todavía no se elimina, aproximadamente 100,000 niños con síndrome de
rubéola congénita.
5. Poliomielitis
Es una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el
sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas. El virus
se transmite de persona a persona, principalmente por vía fecal-oral o,
con menos frecuencia, a través de un vehículo común, como el agua o los
alimentos contaminados, y se multiplica en el intestino. Una de cada
200 infecciones produce una parálisis irreversible (generalmente de las
piernas), y un 5% a 10% de estos casos fallecen por parálisis de los
músculos respiratorios. Esta enfermedad afecta sobre todo a los menores
de cinco años, no tiene cura, pero es prevenible. Cuando se administra
varias veces, la vacuna antipoliomielítica puede conferir una protección
de por vida. Según la OMS, los casos de poliomielitis han disminuido en
más de un 99% desde 1988, cuando se calculaba que había 350,000 casos
en más de 125 países. En el 2016 hubo 37 casos notificados. De las tres
cepas de poliovirus salvaje (tipo 1, tipo 2 y tipo 3), el poliovirus
tipo 2 se erradicó en 1999, y no se han dado casos debidos al poliovirus
salvaje de tipo 3 desde el último notificado en Nigeria en noviembre
del 2012.
6. Filariasis linfática
Conocida generalmente como elefantiasis, es una enfermedad tropical
desatendida. Se produce por la transmisión de parásitos denominados
filarias a través de los mosquitos. La infección se contrae generalmente
en la infancia y provoca daños no manifiestos en el sistema linfático.
Tiene manifestaciones dolorosas y desfigurantes que pueden causar
discapacidad permanente. Los pacientes no solo quedan físicamente
discapacitados, sino que sufren perjuicios mentales, sociales y
financieros que contribuyen a la estigmatización y la pobreza. Según la
OMS, hay más de 947 millones de personas en 54 países amenazados por la
filariasis linfática que requieren tratamiento profiláctico a gran
escala, conocido también como quimioterapia preventiva, para detener la
propagación de la enfermedad. En el 2000, había más de 120 millones de
personas infectadas y 40 millones de personas están desfiguradas e
incapacitadas por la enfermedad. La enfermedad puede eliminarse
interrumpiendo la propagación de la infección mediante la repetición
anual, durante un mínimo de 5 años, de la quimioterapia preventiva con
combinaciones de medicamentos seguros. Desde el 2000 se han administrado
6,200 millones de tratamientos para detener la propagación de la
infección y 351 millones de personas ya no necesitan quimioprofilaxis
gracias a los resultados de la aplicación de las estrategias de la OMS.
En el 2012, la hoja de ruta de la OMS relativa a las enfermedades
tropicales desatendidas reafirmó el plazo al 2020 para el logro de la
eliminación.
7. Oncocercosis
También conocida como "ceguera de los ríos", es una enfermedad
parasitaria provocada por el nematodo filárico Onchocerca volvulus. Se
transmite por la picadura de moscas negras infectadas que se crían en
ríos rápidos y arroyos. Las personas infectadas pueden presentar
síntomas como prurito intenso y diversas afecciones cutáneas
desfigurantes. Algunas personas infectadas desarrollan lesiones oculares
que pueden producir discapacidad visual y ceguera permanente. Entre
1974 y el 2002, se logró controlar la enfermedad causada por
oncocercosis en África Occidental a través del Programa de Lucha contra
la Oncocercosis (OCP), principalmente mediante la fumigación de
insecticidas contra las larvas de la mosca negra. El OCP evitó la
infección de 40 millones de personas, previno la ceguera en 600,000 y
logró que 18 millones de niños nacieran libres de la amenaza de la
enfermedad y la ceguera. En 1992 se puso en marcha el Programa para la
Eliminación de la Oncocercosis en las Américas (OEPA) con el objetivo de
eliminar, para el 2015, la morbilidad ocular y la transmisión en todas
las Américas mediante el tratamiento semestral a gran escala con
ivermectina. En el 2006, se logró una cobertura de más del 85% en los 13
focos de la región, y a finales de 2011 la transmisión se había
interrumpido en 10 de los 13 focos. Colombia fue el primer país del
mundo en el que la OMS declarara libre de oncocercosis. Posteriormente,
en septiembre del 2014, se declaró libre de oncocercosis aEcuador, en
julio del 2015 a México y en julio del 2016 a Guatemala.