miércoles, 29 de julio de 2020
Abre en Valencia el hospital IMSKE, el primero en España especializado en traumatología
El Instituto Musculoesquelético Europeo (IMSKE), el nuevo hospital de vanguardia en Valencia para el tratamiento integral del aparato locomotor ha abierto sus puertas en el barrio de Las Moreras, contiguo a la ciudad de las Artes y las Ciencias.
martes, 21 de julio de 2020
El futuro de la medicina será impreso: Desde órganos hasta protésis fabricadas en 3D
Los grandes avances médicos
siempre han definido el rumbo de la humanidad. Hoy día la medicina
parece haberse convertido en un negocio que perjudica a millones de
personas. Sin embargo, la competitividad propia del sector médico ha
propiciado algunos avances que auguran un futuro mejor y mas asequible
para los pacientes que sufren de algunas dolencias o situaciones que no
se pueden costear de manera correcta. La impresión 3D ha intervenido en
esto para intentar solucionar la situación.
A
pesar de los altibajos, la humanidad ha logrado alcanzar muchos logros
impresionantes para mejorar la calidad de vida como especie. Muchos
avances científicos han supuesto verdaderas revoluciones que han
alterado significativamente aspectos tan importantes como la esperanza
de vida.
Alexander Fleming descubrió la penicilina,
un potente antibiótico que sirvió para erradicar muchas enfermedades
que en otros tiempos diezmaban poblaciones enteras. De la misma manera Karl Landsteiner
descubrió las diferencias entre los tipos sanguíneos y los tipifico
para que así fuese más fácil hacer una transfusión de sangre sin que el
organismo sufriese daños irreparables.
Alexander Fleming.
Hoy en día los descubrimientos médicos
se siguen dando y no se quedan solo en el plano orgánico, sino que
trascienden de maneras en las que la tecnología forma gran parte de la
medicina moderna. Es el caso de las impresoras 3D, cuya utilidad hoy en
día es muy variable y algunos sectores las han utilizado para hacer
cosas sin precedentes.
Órganos hechos con impresoras 3D
Quizá la utilidad más impresionante que
se le ha dado a una impresora 3D es la de crear órganos artificiales
completamente funcionales para ser utilizados en trasplantes cuando el
paciente no tiene posibilidades de encontrar un donante compatible.
Investigadores de la Universidad Ludwig Maximilians
de Múnich en Alemania consiguieron crear órganos transparentes con el
propósito de que estos puedan ser utilizados en cirugías reales. La
manera en la que lo consiguieron fue decolorando órganos reales con un
disolvente, con el fin de que el escáner de un microscopio pudiese ser
capaz de procesar la información y elaborar un modelo en 2D que
permitiese la creación en serie de estos órganos.
Por supuesto, no vale con simplemente
replicar un cerebro o un riñón con piezas sintéticas, sino que tienen
que llevar a cabo un proceso para que el órgano pueda ser identificado
como tal por el organismo. Es aquí donde viene la parte más
impresionante, cargan la impresora con células madre
que actúan como una especie de tinta que se inyecta en el modelo
impreso. Si se logra inyectar las células en la posición correcta se
crea un órgano sintético completamente funcional.
Por desgracia los exámenes clínicos aun
no se han realizado y los órganos son caros de producir, pero sin duda
alguna es un manifiesto más de la genialidad humana y una prueba de que
aún podemos llegar muy lejos como especie.
Prótesis 3D
Siguiendo con la tónica general de la
medicina, la impresión 3D ha revolucionado el mercado de las prótesis
por una sencilla razón: el precio. Las prótesis normales son, en
general, muy caras y suponen para muchas familias un gasto que pagar con
gran sacrificio y esfuerzo. Algunas personas no pueden
hacerse con una buena prótesis y deben conformarse con una prótesis
estándar que en muchos casos genera molestia.
Desde que llegó la impresión 3D esto ha
sido un problema del pasado puesto que las prótesis realizadas por
impresión son mucho más baratas y cómodas. Suponiendo una buena
alternativa para aquellas personas que se encuentran en necesidad de una
pero no disponen de un buen presupuesto.
Prótesis hecha con impresora 3D.
A día de hoy una mano hecha por impresión supone tan solo unos 30 euros,
un gran avance respecto a las prótesis de antaño que podían llegar
hasta los 500 euros. El tiempo de manufacturación que requiere hacer una
de estas prótesis también es bastante reducido, tan solo unas 20 horas,
más otras cinco si se toma en cuenta el montaje de las piezas.
Escayolas 3D
Una empresa española es la protagonista en este caso, se trata de una empresa llamada Flixit que tuvo una idea revolucionaria basada en las necesidades especiales que crea una escayola convencional.
Las escayolas 3D tienen un diseño
completamente distinto a las escayolas tradicionales y ofrecen ventajas
muy impresionantes frente a estas. La primera es que el peso es
considerablemente menor y además de esto se pueden mojar. Se pueden
poner y quitar fácilmente.
Escayola 3D debajo del agua.
A pesar del nombre que se les ha dado,
lo cierto es que no son escayolas realmente, Raquel Serrano, una de las
ingenieras del proyecto insiste en que el término correcto sería férula u
órtesis. Las férulas 3D no utilizan yeso, sino un polímero especial
llamado ácido poliláctico, o PLA, muy parecido al plástico pero biodegradable.
Como en el caso de las prótesis, el
tiempo de fabricación es muy reducido y esto supone que las entregas se
realizan en periodos de envío bastante cortos. Por supuesto requieren de
la aprobación de un médico para ser utilizadas pero el potencial es
enorme, puede incluso combinarse con técnicas de electro estimulación
para ayudar a la recuperación. Son una gran alternativa ya que no
impiden realizar actividades que las escayolas de yeso tradicionales sí
impiden.
miércoles, 8 de julio de 2020
Médicos celebran avances para conseguir células madre para curar enfermedades
Los investigadores serían capaces, con la nueva técnica, de generar un
estado de “tabula rasa” en las células madre, lo que aumentaría la
capacidad de éstas para especializarse en diferentes tipos de células
maduras.
Un equipo internacional de científicos ha descubierto una nueva tecnología “rápida y sencilla” que permite conseguir células madre más eficientes para la medicina regenerativa, una técnica que sería aplicable en las enfermedades en las que se sufre pérdida o degeneración celular.
Mediante la introducción de una molécula (el microRNA 203), el nuevo protocolo impulsa, tanto en un ser vivo como “in vitro”, el potencial de las células madre para que se especialicen en células adultas de distintos tipos, necesarias en numerosas afecciones musculares o en alteraciones del sistema nervioso.
La investigación ha sido liderada por el Grupo de División Celular y Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) dirigido por Marcos Malumbres, y en la misma han participado varios centros españoles, australianos y estadounidenses, entre ellos el Laboratorio de Expresión Genética del Salk Institute de Estados Unidos, que dirige el español Juan Carlos Izpisúa.
Las conclusiones de la investigación, que se ha prolongado durante cinco años, aparecen hoy en la revista científica The Embo Journal.
La primera firmante del estudio, la investigadora María Salazar-Roa, ha precisado a EFE que se trata de una tecnología “muy sencilla” que se puede replicar en cualquier laboratorio y ha precisado que la reprogramación celular “a células madre inducidas” es ya una práctica habitual en miles de laboratorios de todo el mundo.
“Pero encontrábamos problemas de calidad en esas células, que no llegan a desarrollar el enorme potencial que tienen las células madre embrionarias”, ha explicado la investigadora, y ha subrayado que la técnica que han descubierto ahora ayuda a perfeccionar los protocolos que ya existían para mejorar la calidad de las células madre que se generan en los laboratorios.
Con un mayor potencial, las células madre se pueden llegar a convertir en cualquier tipo celular “especializado, maduro y funcional”, ha corroborado Salazar-Roa. “Este es el fin último de la medicina regenerativa, que sería aplicable en enfermedades en las que se sufre pérdida o degeneración celular”.
Los investigadores serían capaces, con la nueva técnica, de generar un estado de “tabula rasa” en las células madre, lo que aumentaría la capacidad de éstas para especializarse en diferentes tipos de células maduras.
El CNIO ha recordado hoy que una de las principales limitaciones en la aplicación de las terapias celulares es la calidad de las células madre que se obtienen en los laboratorios, lo cual está dificultando su uso con fines terapéuticos, y ha destacado que la técnica descubierta por este equipo internacional permite obtener células más eficientes.
Los investigadores localizaron una molécula (el microRNA 203) que se encuentra en los estados embrionarios más tempranos -antes incluso de la implantación del embrión en el útero materno- y comprobaron que al añadirla a las células madre en el laboratorio éstas eran capaces de mejorar significativamente su capacidad para convertirse en otros tipos celulares.
Para corroborarlo usaron células madre de origen humano y murino (roedores), además de ratones que habían sido modificados genéticamente, y los resultados, según Salazar-Roa, han sido “espectaculares”.
La investigadora ha explicado a EFE que las moléculas (el microRNA) que se introducen en las células madre son “comerciales” y se adquieren con facilidad en los laboratorios, y ha insistido en que se trata de una técnica muy sencilla que se puede replicar en cualquier laboratorio.
De hecho, el grupo del español Juan Carlos Izpisúa recibió en su laboratorio de Estados Unidos muestras de esa molécula y lo incorporó en su protocolo para testarlo en las células madre que tenían en su centro y comprobó cómo mejoraba “notablemente” la eficacia de esas células.
Salazar-Roa ha recordado que los descubrimientos del británico John B. Gurdon y del japonés Shinya Yamanaka (que obtuvieron el Nobel de Medicina por ello) fueron hace más de una década “un punto de inflexión” al demostrar que las células maduras se podían reprogramar para convertirse después en otro tipo de células.
Y ha subrayado que las terapias avanzadas -basadas en genes, células o tejidos- suponen una gran oportunidad para cambiar el curso “e incluso revertir” muchas enfermedades.
“Lo que antes eran avances conceptuales hoy son una realidad clínica en muchos casos”, ha manifestado la investigadora, quien ha subrayado que la Agencia Americana de Administración de Medicamentos o la Agencia Europea del Medicamento garantizan la seguridad y la fiabilidad de estas terapias, aunque todos los ensayos y pruebas de control hasta asegurar la ausencia de efectos secundarios indeseados se alargan una media de unos 10 años.
La investigación y la patente que lleva asociada “sientan las bases de numerosos proyectos con un gran potencial”, ha manifestado la investigadora.
El estudio ha sido financiado por varias entidades españolas (la Asociación Española contra el Cáncer, la Fundación La Caixa, la Comunidad de Madrid, la Fundación Botín, el Banco Santander o el Ministerio de Ciencia e Innovación) y por numerosos centros de investigación y fundaciones de Australia, Reino Unido y Estados Unidos.
Un equipo internacional de científicos ha descubierto una nueva tecnología “rápida y sencilla” que permite conseguir células madre más eficientes para la medicina regenerativa, una técnica que sería aplicable en las enfermedades en las que se sufre pérdida o degeneración celular.
Mediante la introducción de una molécula (el microRNA 203), el nuevo protocolo impulsa, tanto en un ser vivo como “in vitro”, el potencial de las células madre para que se especialicen en células adultas de distintos tipos, necesarias en numerosas afecciones musculares o en alteraciones del sistema nervioso.
La investigación ha sido liderada por el Grupo de División Celular y Cáncer del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) dirigido por Marcos Malumbres, y en la misma han participado varios centros españoles, australianos y estadounidenses, entre ellos el Laboratorio de Expresión Genética del Salk Institute de Estados Unidos, que dirige el español Juan Carlos Izpisúa.
Las conclusiones de la investigación, que se ha prolongado durante cinco años, aparecen hoy en la revista científica The Embo Journal.
La primera firmante del estudio, la investigadora María Salazar-Roa, ha precisado a EFE que se trata de una tecnología “muy sencilla” que se puede replicar en cualquier laboratorio y ha precisado que la reprogramación celular “a células madre inducidas” es ya una práctica habitual en miles de laboratorios de todo el mundo.
“Pero encontrábamos problemas de calidad en esas células, que no llegan a desarrollar el enorme potencial que tienen las células madre embrionarias”, ha explicado la investigadora, y ha subrayado que la técnica que han descubierto ahora ayuda a perfeccionar los protocolos que ya existían para mejorar la calidad de las células madre que se generan en los laboratorios.
Con un mayor potencial, las células madre se pueden llegar a convertir en cualquier tipo celular “especializado, maduro y funcional”, ha corroborado Salazar-Roa. “Este es el fin último de la medicina regenerativa, que sería aplicable en enfermedades en las que se sufre pérdida o degeneración celular”.
Los investigadores serían capaces, con la nueva técnica, de generar un estado de “tabula rasa” en las células madre, lo que aumentaría la capacidad de éstas para especializarse en diferentes tipos de células maduras.
El CNIO ha recordado hoy que una de las principales limitaciones en la aplicación de las terapias celulares es la calidad de las células madre que se obtienen en los laboratorios, lo cual está dificultando su uso con fines terapéuticos, y ha destacado que la técnica descubierta por este equipo internacional permite obtener células más eficientes.
Los investigadores localizaron una molécula (el microRNA 203) que se encuentra en los estados embrionarios más tempranos -antes incluso de la implantación del embrión en el útero materno- y comprobaron que al añadirla a las células madre en el laboratorio éstas eran capaces de mejorar significativamente su capacidad para convertirse en otros tipos celulares.
Para corroborarlo usaron células madre de origen humano y murino (roedores), además de ratones que habían sido modificados genéticamente, y los resultados, según Salazar-Roa, han sido “espectaculares”.
La investigadora ha explicado a EFE que las moléculas (el microRNA) que se introducen en las células madre son “comerciales” y se adquieren con facilidad en los laboratorios, y ha insistido en que se trata de una técnica muy sencilla que se puede replicar en cualquier laboratorio.
De hecho, el grupo del español Juan Carlos Izpisúa recibió en su laboratorio de Estados Unidos muestras de esa molécula y lo incorporó en su protocolo para testarlo en las células madre que tenían en su centro y comprobó cómo mejoraba “notablemente” la eficacia de esas células.
Salazar-Roa ha recordado que los descubrimientos del británico John B. Gurdon y del japonés Shinya Yamanaka (que obtuvieron el Nobel de Medicina por ello) fueron hace más de una década “un punto de inflexión” al demostrar que las células maduras se podían reprogramar para convertirse después en otro tipo de células.
Y ha subrayado que las terapias avanzadas -basadas en genes, células o tejidos- suponen una gran oportunidad para cambiar el curso “e incluso revertir” muchas enfermedades.
“Lo que antes eran avances conceptuales hoy son una realidad clínica en muchos casos”, ha manifestado la investigadora, quien ha subrayado que la Agencia Americana de Administración de Medicamentos o la Agencia Europea del Medicamento garantizan la seguridad y la fiabilidad de estas terapias, aunque todos los ensayos y pruebas de control hasta asegurar la ausencia de efectos secundarios indeseados se alargan una media de unos 10 años.
La investigación y la patente que lleva asociada “sientan las bases de numerosos proyectos con un gran potencial”, ha manifestado la investigadora.
El estudio ha sido financiado por varias entidades españolas (la Asociación Española contra el Cáncer, la Fundación La Caixa, la Comunidad de Madrid, la Fundación Botín, el Banco Santander o el Ministerio de Ciencia e Innovación) y por numerosos centros de investigación y fundaciones de Australia, Reino Unido y Estados Unidos.
jueves, 2 de julio de 2020
Desarrollan un fármaco eficaz para un tipo mortal de tumor gastrointestinal
Los pacientes aquejados de esta dolencia, con un pronóstico de un año de vida, no tenían hasta ahora tratamiento
atamiento
El Hospital Vall d’Hebron de Barcelona ha participado en el desarrollo del primer fármaco efectivo en un subtipo de tumores avanzados del estroma gastrointestinal (GIST, en sus siglas en inglés), una dolencia huérfana de tratamiento y con un pronóstico fatal de apenas un año de vida.
El fármaco, el Avapritinib, ha sido testado en 56 pacientes con GIST y redujo el tumor en 55 de ellos que tenían una mutación concreta del cáncer, según los resultados del estudio, que publica la revista The Lancet Oncology . La importancia de este trabajo radica en que, hasta la fecha, estos pacientes no contaban con ningún tipo de tratamiento efectivo, y su supervivencia era de apenas un año.
El oncólogo español César Serrano, ha participado en el estudio
El investigador principal del estudio es Michael Heinrich, del OHSU Knight Cancer Institute de Portland (EEUU), mientras que el único investigador español participante ha sido César Serrano,
oncólogo del Hospital Vall d’Hebron y jefe del Grupo de Investigación
Traslacional en Sarcomas del Vall d’Hebron Instituto de Oncología
(VHIO).
“Esto supone un paso más en el desarrollo de la medicina de precisión en cáncer. De nuevo hemos conseguido que una mutación concreta se convierta en una diana terapéutica que nos ha permitido desarrollar un tratamiento efectivo”, ha explicado Serrano.
El ensayo está aún en fase I pero los resultados invitan al optimismo
Aunque este ensayo está todavía un fase I, en el cual se
evalúa su seguridad, los resultados tan positivos que se han obtenido
invitan al optimismo.
“Este nuevo fármaco ha sido aprobado recientemente por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) y se encuentra actualmente en revisión por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Su aprobación por parte de las autoridades sanitarias es un hito en oncología, porque se convertirá en el primer tratamiento para los pacientes con GIST que presenten esta mutación”, según Serrano.
Un tumor infrecuente y con poca tasa de supervivencia para los que lo sufren
El GIST es un tipo de sarcoma, un tumor infrecuente, lo que
condiciona la dificultad de llevar a cabo estudios clínicos y encontrar
fármacos activos. Hasta el 85 % de los pacientes con GIST presentan una
mutación oncogénica en un receptor tirosina quinasa, que puede ser en el
gen KIT o en PDGFRA, por lo que ambos se convirtieron en diana para
desarrollar nuevos tratamientos.
La aparición de imatinib a principios del siglo XXI revolucionó el tratamiento, ya que los pacientes con GIST metastásico o irresecable pasaron de tener un cáncer uniformemente letal a padecer una enfermedad manejable, con respuestas duraderas y una mejor supervivencia general.
“Sin embargo, los pacientes con la mutación PDGFRA D842V no se beneficiaban en absoluto ni de imatinib ni de posteriores inhibidores tirosina quinasa aprobados. Avapritinib ha sido diseñado para atacar de forma potente y selectiva esta mutación concreta de resistencia, y a la vista de los resultados de este ensayo es evidente que funciona”, ha detallado Serrano.
Una dolencia con pocos pacientes pero sin tratamiento
El GIST es un tumor raro, ya que se cree que solo representa
entre un 1 y un 3 % de todos los tumores malignos gastrointestinales.
Los pacientes con esta mutación son todavía más escasos, ya que apenas
llegan al 5 % de todos los tumores GIST, “pero a pesar de ser pocos, el
desarrollo de un fármaco para ellos era una necesidad, ya que ahora
mismo no contaban con ninguna alternativa y su pronóstico era
desfavorable, con una supervivencia general de 15 meses”, ha indicado
Serrano.
En el estudio participaron 56 pacientes con GIST con la mutación PDGFRA D842V, y 55 de ellos obtuvieron reducción tumoral, con casi el 90 % de éxito en una respuesta parcial o completa.
“Esto es muy alentador si tenemos en cuenta que el 96 % de los pacientes que participaron tenían enfermedad metastásica, y hasta el 61 %, enfermedad clínicamente avanzada. Hasta ahora, la experiencia con otros fármacos como imatinib, sunitinib y regorafenib –todos inhibidores de tipo 2– había demostrado escasa o nula actividad en este tipo de pacientes”, ha concluido Serrano.
El fármaco, el Avapritinib, ha sido testado en 56 pacientes con GIST y redujo el tumor en 55 de ellos que tenían una mutación concreta del cáncer, según los resultados del estudio, que publica la revista The Lancet Oncology . La importancia de este trabajo radica en que, hasta la fecha, estos pacientes no contaban con ningún tipo de tratamiento efectivo, y su supervivencia era de apenas un año.
Vall Hebrón
El oncólogo español César Serrano, ha participado en el estudio
El investigador principal del estudio es Michael Heinrich, del OHSU Knight Cancer Institute de Portland (EEUU), mientras que el único investigador español participante ha sido César Serrano,
oncólogo del Hospital Vall d’Hebron y jefe del Grupo de Investigación
Traslacional en Sarcomas del Vall d’Hebron Instituto de Oncología
(VHIO).“Esto supone un paso más en el desarrollo de la medicina de precisión en cáncer. De nuevo hemos conseguido que una mutación concreta se convierta en una diana terapéutica que nos ha permitido desarrollar un tratamiento efectivo”, ha explicado Serrano.
Nuevo fármaco
El ensayo está aún en fase I pero los resultados invitan al optimismo
Aunque este ensayo está todavía un fase I, en el cual se
evalúa su seguridad, los resultados tan positivos que se han obtenido
invitan al optimismo.“Este nuevo fármaco ha sido aprobado recientemente por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) y se encuentra actualmente en revisión por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Su aprobación por parte de las autoridades sanitarias es un hito en oncología, porque se convertirá en el primer tratamiento para los pacientes con GIST que presenten esta mutación”, según Serrano.
GIST
Un tumor infrecuente y con poca tasa de supervivencia para los que lo sufren
El GIST es un tipo de sarcoma, un tumor infrecuente, lo que
condiciona la dificultad de llevar a cabo estudios clínicos y encontrar
fármacos activos. Hasta el 85 % de los pacientes con GIST presentan una
mutación oncogénica en un receptor tirosina quinasa, que puede ser en el
gen KIT o en PDGFRA, por lo que ambos se convirtieron en diana para
desarrollar nuevos tratamientos.La aparición de imatinib a principios del siglo XXI revolucionó el tratamiento, ya que los pacientes con GIST metastásico o irresecable pasaron de tener un cáncer uniformemente letal a padecer una enfermedad manejable, con respuestas duraderas y una mejor supervivencia general.
“Sin embargo, los pacientes con la mutación PDGFRA D842V no se beneficiaban en absoluto ni de imatinib ni de posteriores inhibidores tirosina quinasa aprobados. Avapritinib ha sido diseñado para atacar de forma potente y selectiva esta mutación concreta de resistencia, y a la vista de los resultados de este ensayo es evidente que funciona”, ha detallado Serrano.
Una dolencia con pocos pacientes pero sin tratamiento
El GIST es un tumor raro, ya que se cree que solo representa
entre un 1 y un 3 % de todos los tumores malignos gastrointestinales.
Los pacientes con esta mutación son todavía más escasos, ya que apenas
llegan al 5 % de todos los tumores GIST, “pero a pesar de ser pocos, el
desarrollo de un fármaco para ellos era una necesidad, ya que ahora
mismo no contaban con ninguna alternativa y su pronóstico era
desfavorable, con una supervivencia general de 15 meses”, ha indicado
Serrano.En el estudio participaron 56 pacientes con GIST con la mutación PDGFRA D842V, y 55 de ellos obtuvieron reducción tumoral, con casi el 90 % de éxito en una respuesta parcial o completa.
“Esto es muy alentador si tenemos en cuenta que el 96 % de los pacientes que participaron tenían enfermedad metastásica, y hasta el 61 %, enfermedad clínicamente avanzada. Hasta ahora, la experiencia con otros fármacos como imatinib, sunitinib y regorafenib –todos inhibidores de tipo 2– había demostrado escasa o nula actividad en este tipo de pacientes”, ha concluido Serrano.
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